(PD) Faltaba sólo descubir quién era la "X" de la trama Gürtel y ya lo sabemos. No es Mister sino Miss y se llama María Teresa Fernández de la Vega. El archivo de las imputaciones contra Francisco Camps y otros cargos autonómicos ha desatado la más que previsible reacción de críticas desde el PSOE y sectores afines, algunas de las cuales resultan realmente llamativas por lo que tienen de hipocresía y doble moral.
La decepción porque la pólvora del caso Gürtel contra Camps se ha mojado está dando paso a una reclamación de responsabilidades políticas y ataques personales al presidente de la Generalidad valenciana. La incongruencia no puede ser mayor: tanto si te acusan como si te exoneran de culpa, debes responder políticamente.
Parece más razonable que los socialistas aguarden a lo que decida el Tribunal Supremo, asuman que esta primera manga la han perdido claramente y moderen sus expresiones de indignación, porque, al menos, a Francisco Camps se le ha tomado declaración como imputado.
Con Ibarretxe tuvieron más deferencia cuando se sentó en el banquillo por echar una mano política a la Batasuna ilegal.
Incluso sin llegar a casos tan extremos, los cinco años de gobiernos presididos por Rodríguez Zapatero están jalonados por impunidades que avergüenzan al Estado de Derecho, empezando por la estrategia de tierra encima practicada con el soplo que recibió una red de extorsión de ETA procedente, al parecer, de un teléfono policial.
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