sábado, 6 de marzo de 2010

Aguilar de la Frontera, en la campiña cordobesa


Situada en la llamada Campiña, en una zona donde las lomas comienzan a plegarse y los valles se hacen más ondulados, se encuentra Aguilar de la Frontera.

Fue una importante ciudad cuando Córdoba era capital de Al-Ándalus y jugó un papel singular en la conquista cristiana, en un tiempo en que fue frontera como testimonia su apellido y avanzadilla hacia las tierras aún hispanomusulmanas de Granada.

Del castillo árabe restan lienzos desdibujados en la zona alta del pueblo. A sus pies calles del casco histórico como Moralejo, Arrabal o Carrera atesoran casas solariegas y vetustos palacetes. Las mansiones del siglo XVIII, como la llamada Casa del Caballo de Santiago, situada al principio de la calle dedicada al poeta Vicente Núñez, testimonian la importancia del barroco en la ciudad. La torre del Reloj, un monumento situado en mitad de una luminosa plazoleta de la zona alta de la ciudad, fue construida en el último tercio del siglo XVIII bajo los alientos del último barroco cordobés.

Hoy es símbolo de Aguilar, al igual que la plaza de San José, una plaza ochavada de estirpe castellana, hermanada con la de Archidona, donde abre sus puertas el Ayuntamiento.

La importancia de Aguilar queda patente en llegada de órdenes religiosas como las Carmelitas, que se ubican en la ciudad mediado el siglo XVI.


Contaminación ambiental

La contaminación del aire

jueves, 4 de marzo de 2010

Antequera, en mitad de Andalucía


Ubicada en el centro de Andalucía, la ciudad malagueña de Antequera heredó de Roma y Al-Ándalus su leyenda, y del Renacimiento y el Barroco su monumentalidad.

Antequera comienza a ser conocida en la historia a partir de la ocupación romana, cuando llevó el nombre de Antikaria y fue sede del único colegio de pontífices de los césares en la antigua Hispania. Pero mucho antes, el hombre dejó huellas de su paso en los dólmenes de Menga, Viera, El Romeral o El Alcalde, repartidos en los alrededores de la ciudad.

De época romana, Antequera heredó la escultura en bronce del Efebo, expuesta en el Museo Arqueológico, dentro del palacio barroco de los Nájera. Tiempo después Antequera se hizo árabe. Aquellos siglos concedieron a la ciudad malagueña una singular importancia fronteriza. Situada en mitad de todo, Antequera fue principio y fin de reinos y campo de batalla y permanente disputa. La Alcazaba que preside la ciudad en lo alto de un dominador cerro fue erigida en el siglo XIII con el propósito de frenar las amenazadoras incursiones cristianas lideradas desde Castilla.

El siglo XVIII ve florecer palacios de extraordinaria factura, un urbanismo nuevo, escuelas artísticas, templos, monasterios y ermitas cuya arquitectura inspirará a las fundaciones americanas. Un viajero desprevenido podría pensar que Antequera es, sobre todo, un relicario religioso por su elevado número de iglesias, conventos, monasterios y ermitas.

Es cierto que la ciudad malagueña posee un mayor número de edificios religiosos que cualquier otra ciudad andaluza, pero no es menos verdad que su número se ve equilibrado con el vasto catálogo de edificios civiles, palacios sobre todo, levantados durante el barroco.


Calentamiento Global y Desarrollo Sostenible

Desarrollo sostenible

Educación Ambiental para el Desarrollo Sostenible

miércoles, 3 de marzo de 2010

Huelva: Un puente para dos países


El río Guadiana es la frontera natural entre España y Portugal. Un moderno puente une los dos países desde hace años en un afán por estrechar lazos culturales y sociales entre los pueblos de Vila Real de San Antonio y Ayamonte.

Esta localidad onubense, principio y fin de una provincia, una región y un país, posee un barrio viejo encalado de viejas ermitas barrocas y alamedas con árboles de generosas sombras, un pujante puerto pesquero y un conjunto de playas de arena fina.

En Ayamonte la pesca es la mayor fuente de ingresos para un vecindario que ha pasado la vida mirando hacia el océano. Con la amanecida los barcos llegan hasta puerto y descargan en la lonja decenas de kilos de pescados y mariscos. Empieza entonces la subasta, una vieja tradición llena de colorido y animación. Con el atún rojo, el cazón, la raya, el pargo, los chocos o las coquinas se elabora en Ayamonte, Islantilla y El Rompido platos tan sugerentes como el encebollado, el adobo, los guisos con patatas y pimientos o la fritura variada.

Pero es el Puente Internacional entre ambas orillas el emblema de este rincón del sur peninsular. El puente atirantado fue inaugurado en 1991 según un proyecto del ingeniero portugués José Luis Cancio Martins. Hoy sigue siendo uno de los puentes más largos de España y el tercero de Portugal, después del Vasco de Gama y el 25 de abril, ambos en Lisboa.

La construcción del puente comenzó a fraguarse en 1961 tras un acuerdo entre ambos países. En 1985 comenzaron las obras en las que participaron trescientos operarios que removieron 28.000 metros cúbicos de hormigón para edificar un puente de 666 metros dividido en cinco vanos.

El lugar más recomendable para advertir su grandeza es el Parador de Turismo, que se eleva sobre un promontorio, dominando la desembocadura del río y la ciudad a sus pies.


ALERTA POR EL CALENTAMIENTO GLOBAL

El ciclo del agua