sábado, 25 de febrero de 2012

Escapada a Baeza (Jaén)


Baeza es una ciudad famosa por el esplendor renacentista de sus monumentos, así como por su tradición olivarera.

Gastronomía, patrimonio y naturaleza se unen para ofrecer al visitante un completo espectáculo sensorial.

Esta localidad andaluza, considerada lugar de poetas, muestra también un paisaje natural que transmite tranquilidad se mire por donde se mire.

Para conocer y vivir de cerca todas las experiencias culturales, gastronómicas y naturales que ofrece Baeza, el Hotel Ciudad de Baeza propone tres planes perfectos y muy completos para que más de uno quiera repetir: Ruta Renacentista, visita guiada por Cazorla y cata de aceites.

Ciudad monumental, de poetas y localidad del oro líquido. Así es Baeza. Fue, por su situación geográfica, el punto clave para la conquista del Al-Andalus por los reyes cristianos.

Baeza celebra este año el centenario de la muerte del poeta Antonio Machado.





Buitres comiendo ciervo 1/2

Buitres comiendo ciervo 2/2

viernes, 24 de febrero de 2012

La Cascada de la Cimbarra


El Parque Natural de Despeñaperros, en Jaén, da la bienvenida a los visitantes que acceden a la región andaluza desde el centro de la península.

Tienen que atravesar un hondo desfiladero de cuatro kilómetros de longitud abierto a ambos lados por fantasmagóricos paredones de piedra. El desfiladero es el resultado de la persistente erosión del río Despeñaperros.

A tan sólo once kilómetros del lugar -en el término de Aldeaquemada-, encontraremos el refrescante espectáculo del agua en el Paraje Natural de la Cimbarra.

La Cimbarra es un salto de agua espectacular. El río Guarrizas se desploma hacia el vacío desde una altura de varias decenas de metros al verse violentamente cortado por una impresionante falla.

El golpe del agua al caer ha excavado en la roca una profunda poza en cuyas orillas se abigarran el musgo y los helechos.






Aves acuáticas. Doñana. Guadalquivir

jueves, 23 de febrero de 2012

Vélez Blanco, un castillo dividido


Para ver este castillo se necesitan dos viajes.

Uno a la pequeña y pintoresca localidad de Vélez Blanco, al norte de Almería. Y otro a Nueva York, al Museo Metropolitano.

En Vélez Blanco nos espera el continente, la osamenta en piedra de un castillo simbólico, la desnudez de los muros, las torres y las paredes frías.

En Nueva York, el contenido, el tesoro mejor de aquella fortaleza, la magnificencia en mármol de un patio desmontado bloque a bloque y embarcado primero a Francia y luego a la ciudad americana.

La historia de aquel expolio comenzó en 1904 cuando sus propietarios, los duques de Medina Sidonia, decidieron vender a un anticuario francés el patio del castillo, uno de los ejemplos más brillantes del renacimiento andaluz de la mitad del siglo XVI.

En París, el anticuario hizo el negocio del siglo al vender el patio al norteamericano George Blumenthal. El financiero neoyorquino adquirió las piezas para decorar su palacete. Blumenthal murió sin descendencia y donó su patio al Metropolitan.







Líquenes para perfumes

miércoles, 22 de febrero de 2012

Marbella repuebla sus dunas


Las dunas de Marbella volverán a estar pobladas de especies vegetales autóctonas. Más de 1.800.

El Ayuntamiento y la Oficina de Demarcación de Costas llevan a cabo una campaña de reforestación en la que participarán asociaciones ecologistas y alumnos del municipio durante los próximos meses.

Han comenzado por las dunas de La Víbora, en el distrito de Las Chapas. Continuarán por el cordón dunar de La Adelfa, Los Monteros y El Alicate.

Los representantes de la asociación en defensa de este ecosistema Pro Dunas y los estudiantes del instituto Sierra Blanca participan en la iniciativa.

Se plantarán 300 sabinas, 200 lentiscos, 200 espinos, 300 acebuches, 200 pinos piñoneros, 200 alcornoques, 100 coscojas, 100 retamas, 100 palmitos y 100 romeros.




Corzo Morisco

martes, 21 de febrero de 2012

De setas por Priego de Córdoba


Este pueblo no es sólo la quintaesencia del barroco andaluz.

Ubicado en el Parque Natural de las Sierras Subbética, sus campos acogen el Jardín Micológico de la Trufa y el Centro Andaluz de la Micología.

El Jardín Micológico de la Trufa y el Centro Andaluz de Micología abren sus puertas en la aldea de Zagrilla, en el municipio de Priego de Córdoba.

Este paraje natural reafirma a Andalucía como una de las regiones europeas más ricas y diversas en lo que a especies de hongos se refiere, especies indispensables para el funcionamiento del monte mediterráneo.

Este complejo ocupa una superficie de catorce mil metros cuadrados, de los cuales unos once mil están ocupados por el jardín.

Las instalaciones del jardín micológico están divididas en ocho zonas donde se han recreado los ecosistemas más representativos de Andalucía. Destaca el pinar, alcornocal, el encinar, el quejigal, el pastizal, el bosque de ribera y el pinsapar.





Víbora hocicuda

lunes, 20 de febrero de 2012

Memorias de Málaga


Un mirador al mar, la ciudad y la montaña. Gibralfaro esconde la primera memoria de Málaga.

En Andalucía la primera memoria siempre residió en una montaña, un altozano o a orillas del mar. En Málaga esa primera memoria se fraguó entre la cima de un cerro y la arena del Mediterráneo.

La Fortaleza de Málaga, que convirtió la ciudad en uno de los puertos más prósperos del viejo mar, es hoy símbolo patrimonial de la capital de la Costa del Sol.

Gibralfaro es un castillo y una alcazaba, una suerte de colinas escalonadas donde se superponen las culturas que habitaron este rincón frente al Mediterráneo.

El cerro es un gran parque arqueológico. Fenicios, romanos y andalusíes dejaron aquí sus huellas. Roma y Al-Andalus son las dos culturas más recientes y las más representadas.

El teatro romano ha sido recuperado tras unas laboriosas tareas de restauración. Pero es la Alcazaba el monumento que más interés despierta.





Alcaudón dorsirrojo

domingo, 19 de febrero de 2012

La Carrera del Darro, en Granada


La Carrera del Darro, una de las calles más bellas de España, nace en un extremo de Plaza Nueva, frente a la iglesia granadina de Santa Ana.

Justo allí donde las aguas del río se ocultan para no ser vistas más hasta su desembocadura en el Genil.

La Carrera cicatriza el valle por sus dos mitades. A un lado se alza el Albayzín y al otro el bosque de la Alhambra.

La carrera empedrada sigue el curso del río Darro. Quedó tal y como hoy la recorremos a principios del siglo XVI, tras la explosión de 1509 que derrumbó las murallas que descendían desde el Albayzín a lo que hoy es la iglesia de San Pedro.

Dos puentes de piedra salvan las aguas del Darro y unen las dos orillas. El primero es el puente de Cabrera y el segundo el de Espinosa, que comunican la Carrera con las calles estrechas y serpenteantes del barrio de la Churra.





Piratas de invierno