lunes, 6 de julio de 2009

Leve y breve meditación sobre el dedismo


España, interior, noche. Joven familiar de Juan Nadie, sin padrinos ni conseguidores, se desuella los ojos debajo de un flexo de luz macilenta machacando sus neuronas con letras, palabras y construcciones; tal vez, números, fórmulas y ecuaciones. Está, lo habrán adivinado, opositando.


Desde un plano general, no se aprecia su contenido pero estamos seguros de que quiere opositar a algo relacionado con la administración pública, organismo público o empresa pública. Lleva esperando meses a que salga la convocatoria, pero no sale.


Cuando se acuesta, a las cinco de mañana, con el rostro cadavérico y los tendones colgando, teme sufrir la misma pesadilla en tres secuencias de cada noche: 1ª.- Que no hay convocatoria porque las plazas ya habían sido dadas a dedo; 2ª.- Que hay convocatoria pero restringida a quienes, previamente sobrepuntuados, tienen derechos adquiridos por haber sido metidos a dedo en calidad de interinos o laborales u otras especies derivadas; 3ª.- Que hay convocatoria, se presenta, hace un fantástico examen pero llega la hora de una fatídica entrevista que nadie sabe porqué se realiza y que, en ella, por haber dicho que tenía un talante liberal, ha sucumbido ante la feroz "objetividad" del "experto". (Por Andalucía Libre).


Así es Andalucía. Por eso, es “singular”

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