Las manchas de fuel que han aparecido en el Mediterráneo en los últimos días son el último eslabón de una cadena de vertidos que han cubierto de chapapote el litoral español.
En este caso, Tarragona ha sufrido varios episodios de contaminación que han afectado a las playas de Calafell, El Vendrell, Roda de Barà y Creixell, mientras que en Valencia el mar ha vomitado galletas de carburante en la playa de Cabanyal, conocida como las Arenas.
Sin embargo, el punto crítico de la costa española se sitúa en Algeciras. La bahía ha sido escenario de diversos accidentes que han teñido de negro sus playas. Además, el área del Estrecho soporta un tráfico intenso de buques que recalan en la zona para llevar a cabo sus tareas de bunkering o repostaje. Una circunstancia que está detrás de varios vertidos de procedencia desconocida que han obligado a cerrar distintas playas de La Línea de la Concepción, San Roque y Gibraltar en varias ocasiones.
El episodio más reciente fue el protagonizado por el "Ropax 1" en diciembre de 2008. El choque con la monoboya de CEPSA provocó una grieta en el doble casco del buque por la que se filtró parte del fuel, que llegó a las playas de San Roque, Poniente y Puerto Chico de la Línea.
Dos meses antes, en octubre, el fuerte viento y el mal estado de la mar hicieron que se rompieran las amarras del buque "Mar Victoria" que, al separarse del pantalán, rompió la manguera de repostaje en la que quedaba un remanente de 200 litros de fuel ligero. El mismo carburante que vertió, ese mismo día, el "Fedra", encallado en Punta Europa. Según las autoridades de Gibraltar, el barco, al partirse en dos, liberó 150 toneladas de combustible que se extendieron por varias playas de la bahía. El mal tiempo hizo estragos ese mes, cuando el carguero "Tawe" encalló en la Punta de San García y provocó un vertido en el Parque Natural del Estrecho.
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