“El fracaso educativo y el abandono escolar no se solucionan con dinero”, afirman los profesores.
La mayoría considera que las nuevas “becas de mantenimiento”, aprobadas por el Consejo de Ministros no solucionarán nada. “Necesitamos más capital humano”, proclaman, “no reforzar a los chavales que por vagancia han dejado de lado los estudios”.
"Más educación, de calidad, y para todos. Ésa es nuestra ambición”, afirmaba el ministro de Educación Ángel Gabilondo en Comisión Parlamentaria. Un anuncio de intenciones que todos los grupos parlamentarios y toda la sociedad comparte, pero que muchos no ven reflejado en las primeras medidas que ha tomado el ministro.
La cuantía de la beca se fija en 1.350 euros, “cuya percepción quedará supeditada al aprovechamiento escolar del becario. Si finalmente no obtiene el título de ESO, tendrá que reintegrar el importe”, afirman desde el Ministerio.
Pero analicemos la medida. En primer lugar, dicen los expertos, esta decisión es “contraproducente”, pues “los alumnos que son derivados a estos Programas de Cualificación Profesional Inicial, los llamados PCPI, llegan a ese punto tras años de fracaso escolar, motivado, en la mayoría de los casos, por su falta de interés y disciplina”, y no por la situación socioeconómica de su familia. De este modo, “da la impresión de que la Administración da protección al vago o al problemático”.
La beca está mal formulada desde el origen, asegura el director del colegio privado JOYFE, Juan José Fernández, que considera que el primer obstáculo es “diagnosticar qué alumnos deben obtener esa beca. ¿A qué llamamos alumnos con riesgo de abandono?”, se pregunta.
El siguiente problema es cómo van a hacer las familias de esos chicos para devolver el dinero a final de curso si el chico no es capaz de aprobar.
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