(PD) La Encuesta de Población Activa conocida en las últimas horas ha puesto en evidencia varias cosas y todas terribles.
Primero, que cada día de los últimos doce meses, 4.810 personas perdieron su puesto de trabajo; que ya son más de 1.118.000 los hogares con todos sus miembros en paro; que la destrucción de empleo ha sido de casi 146.000 personas, y que el número de parados en España es ya 4.137.500, prácticamente un 18% de la población activa.
Estos datos además de estremecedores dejan al descubierto que la cocina de los datos de paro registrado es escandalosa. El ministerio de Trabajo nos presenta cada mes una estadística en la que faltan 450.000 personas que estando paradas han pasado por arte de magia a un limbo a fin de embellecer algo la cifra total de parados.
Este hecho que se viene denunciando desde la era de Caldera ha sido sistemáticamente rechazada por el Gobierno, pero una vez más con los datos de la EPA queda al descubierto que la realidad es que en este país ahora mismo hay cerca de 4.150.000 desempleados y no 3.690.360 como dijo el último dato de paro registrado en las oficinas de empleo.
Esto es tremendo, pero con ser malo, no es ni mucho menos lo peor. Lo dramático es que con este panorama, el Gobierno ande enredándonos con el diálogo social para no hacer nada, para no abordar ya las reformas necesarias, entre ellas la del mercado laboral, para intentar que se frene esta sangría.
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