En los últimos seis años, en el entorno de Doñana han aparecido 1.700 nuevas hectáreas de cultivo bajo plástico y, de ellas, 600 se han instalado en suelo protegido, que no puede tener un uso agrícola.
Son ilegales y, además, sobreexplotan los acuíferos del parque y reducen su biodiversidad. WWF le pide a la Junta mano dura. La organización ecologista WWF presentó ayer un informe “preocupante, escandaloso y terrible”, en palabras de Enrique Segovia, director de conservación de la ONG en España.
En él se desvela que el Plan de Ordenación del Territorio del Ámbito de Doñana (Potad), la herramienta de protección del Parque Nacional, no ha impedido la extensión “irregular” de los cultivos bajo plásticos en la comarca.
Las consecuencias de este exceso de plantaciones –en su inmensa mayoría, de fresas– son “gravísimas”: la pérdida de la biodiversidad del espacio, la fragmentación del hábitat de los animales y la sobreexplotación del acuífero Almonte-Marismas, el más importante.
El impacto de estos cultivos, unido a la desertificación creciente de la marisma, puede hacer que, “en un breve plazo”, el parque onubense se convierta en “unas nuevas Tablas de Daimiel”, el humedal ciudarealeño, que apenas cuenta con un 1% de superficie inundada.
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