viernes, 11 de diciembre de 2009

Una mirada al desconocido mundo de las colmenas


El Parque de las Ciencias de Granada muestra el importante trabajo de las abejas y de quien investiga cómo se desarrolla.

Están acostumbradas a criarse lejos de la gente, puesto que recelan de ellas cuando las ven. Las abejas conforman un mundo desconocido -el de la apicultura- que llegará durante un mes al Parque de las Ciencias para permitir que todo el mundo descubra qué hay detrás de esa dulce miel y una organización tan compleja.

La ventana a la ciencia de la apicultura se abrió ayer para mostrar sus aspectos más desconocidos y concienciar de la importancia de esta ganadería en la agricultura y la reforestación de espacios naturales. La toma de contacto se produce en directo gracias a una pequeña colmena en la que se observa la cría, el proceso de polinización, la producción de miel y la organización que rige todo ello.

También se ha expuesto el instrumental que utilizan los apicultores en actividades como el proceso de extracción de la miel a través de elementos como el traje o los panales de miel.

No falta un hueco para la investigación que se lleva a cabo con estos pequeños insectos. El hall del museo se ha convertido en un laboratorio instalado por el Centro de Referencia de Apícola de Andalucía de la Universidad de Córdoba (CERA).

El objetivo es evitar que la muestra no se quede en la mera contemplación de un ir y venir de las abejas. De la observación se tomará conciencia de que aproximadamente el 80% de los cultivos que consume el hombre depende de la polinización de las abejas.

El punto dulce lo pone un taller en el que se analiza la calidad de la miel y se puede aprender a diferenciar los distintos tipos en función del sabor, color y textura. A este fin contribuye la medición del PH y de su conductividad.

La inauguración se cerró con una cata de miel y de hidromiel, el vino que surge de la fermentación de la miel y el más antiguo de los conocidos.


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