martes, 25 de septiembre de 2012

Frigiliana, dulce y blanca

Es uno de los pueblos más bellos de Málaga. Una perla de la Axarquía. 

Se accede desde Nerja por un pequeño desvío que penetra en la sierra. Siente su urbanismo y pasado morisco. 

Calles estrechas y empedradas, laberintos y pasadizos que terminan asomándose a un amplio valle toman el pueblo, que en los últimos años recibe numerosas visitas de turistas que pasan sus vacaciones en la costa y quieren vivir un día diferente. 

Al visitante le esperan multitud de sorpresas en forma de rincones y detalles a cada paso, desde la calle Real hasta el famoso Barribarto. 

Y la luz, mucha luz, es lo que reflejan sus impolutas y encaladas fachadas. 

El turismo convive con la economía tradicional del municipio, basada en la agricultura, lo que le permite disponer de bodegas, almazaras y una singular fábrica de miel de caña. 

El Palacio Manrique de Lara fue construido con los sillares de la antigua fortaleza y en su interior alberga la única fábrica de miel de caña de Europa.

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