jueves, 4 de marzo de 2010

Antequera, en mitad de Andalucía


Ubicada en el centro de Andalucía, la ciudad malagueña de Antequera heredó de Roma y Al-Ándalus su leyenda, y del Renacimiento y el Barroco su monumentalidad.

Antequera comienza a ser conocida en la historia a partir de la ocupación romana, cuando llevó el nombre de Antikaria y fue sede del único colegio de pontífices de los césares en la antigua Hispania. Pero mucho antes, el hombre dejó huellas de su paso en los dólmenes de Menga, Viera, El Romeral o El Alcalde, repartidos en los alrededores de la ciudad.

De época romana, Antequera heredó la escultura en bronce del Efebo, expuesta en el Museo Arqueológico, dentro del palacio barroco de los Nájera. Tiempo después Antequera se hizo árabe. Aquellos siglos concedieron a la ciudad malagueña una singular importancia fronteriza. Situada en mitad de todo, Antequera fue principio y fin de reinos y campo de batalla y permanente disputa. La Alcazaba que preside la ciudad en lo alto de un dominador cerro fue erigida en el siglo XIII con el propósito de frenar las amenazadoras incursiones cristianas lideradas desde Castilla.

El siglo XVIII ve florecer palacios de extraordinaria factura, un urbanismo nuevo, escuelas artísticas, templos, monasterios y ermitas cuya arquitectura inspirará a las fundaciones americanas. Un viajero desprevenido podría pensar que Antequera es, sobre todo, un relicario religioso por su elevado número de iglesias, conventos, monasterios y ermitas.

Es cierto que la ciudad malagueña posee un mayor número de edificios religiosos que cualquier otra ciudad andaluza, pero no es menos verdad que su número se ve equilibrado con el vasto catálogo de edificios civiles, palacios sobre todo, levantados durante el barroco.


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