Almedinilla es un pueblo encajonado en una esquina del mapa de Córdoba. Su pasado es fecundo.
Pero lo que realmente sorprende de esta localidad es el empeño que sus vecinos han puesto en recuperar y poner en valor su memoria histórica. Empecemos por el principio. Almedinilla es una localidad asentada en un soberbio yacimiento arqueológico. Salpicada de agua por todos sus vértices, la población ha puesto en valor el conjunto de El Ruedo y el Cerro de la Cruz, dos santuarios de la historia que cada día arrojan luz y sorpresas a cuantos lo estudian.
Entrar a un yacimiento arqueológico tiene algo de mágico. Paseas por él como tratando de trenzar un pasado lejano que no volverá jamás. Aquellos que habitaron la villa romana de El Ruedo sabían el significado de la palabra esfuerzo.
Las familias que moraron por estas tierras de la Subbética cordobesa dedicaron sus noches y sus días al cuidado de los campos, al cultivo del olivo, al trigo y la vid. Aquellos arrojos se han evaporado, la energía de esos hombres y mujeres ha desaparecido. Pero queda aún el rastro de su obra, el recuerdo de sus nombres, de su cotidianidad y sus placeres.
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