jueves, 3 de diciembre de 2009

Olvera (Cádiz), la frontera y los castillos


Para muchos Olvera es una de las puertas de entrada a una de las rutas turísticas más antiguas de España.

Es la antesala de la Ruta de los Pueblos Blancos de Cádiz, vestíbulo de entrada a pueblos de extraordinaria belleza como Zahara de la Sierra, Algodonales o la perdida y lluviosa Grazalema.

Olvera tiene un pasado fronterizo. El castillo, que domina el pueblo, acoge a sus pies el Museo "Olvera, la Frontera y los Castillos", un conjunto de salas que recrean el asalto a las fortalezas árabes y la vida cotidiana en la serranía de entonces.

Hace años que esta bellísima localidad gaditana inauguró su museo. Lo montó en el edificio de la Cilla, que era el viejo pósito de grano, a mitad de camino entre la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación y el castillo nazarí, erigido a finales del siglo XII en tierra aún árabe. Desde entonces sus responsables lo han dotado de unidades didácticas, expositivas y escenográficas.

El resultado es un espacio luminoso y esclarecedor donde es más fácil entender el duro y rugoso entramado histórico de aquellas nubladas épocas. En la Cilla, donde está la oficina de turismo, hay un patio donde cada verano se organizan veladas culturales, una sala de exposiciones y un torreón que dentro de un par de semanas acogerá una muestra permanente de arqueología.

Lo mejor del museo es sin duda su orden, su escrupuloso rigor histórico y la amenidad que el viajero ilustrado encuentra a la hora de hacerse una idea cabal de aquella decisiva etapa histórica por la que atravesó la villa.


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