Entre las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y los pueblos que quedan a las puertas de la Sierra de Segura se extiende una comarca fronteriza conocida como El Condado de Jaén, limítrofe con las tierras bajas de Ciudad Real, alfombrada de dehesas y olivares centenarios y amamantada por decenas de arroyos de aguas limpias y un puñado de embalses de aguas quietas.
El Condado es una de las comarcas más desconocidas no sólo de Andalucía sino de la propia provincia de Jaén. La conforman un conjunto de pueblos que sorprenderían hasta al más curtido viajero de estirpe. Son pueblos pequeños, agrícolas y ganaderos hasta hace bien poco, sujetos por lo general a una montaña o a una ladera suave y luminosa abierta a un ancho valle, coronados por castillos medievales en una tierra que presume de conservar y cuidar de algunas de las fortalezas más importantes de Europa.
Capital patrimonial
Castellar llevaba hasta hace unos años el apellido de la localidad vecina, pero no hay viajero que titubee sobre la importancia monumental de esta villa histórica, capital patrimonial de El Condado. La avenida de la Virgen de la Consolación está decorada con casonas señoriales, levantadas a lo largo de los siglos XVI y XVII. La avenida desemboca en la plaza del Ayuntamiento donde se alza la ex Colegiata de Santiago. En ella destaca su espigada torre, su bóveda de cañón y la armonía del patio del Colegio.
En la plaza del Ayuntamiento se alza también la casa de los Duques de Medinaceli en cuyo interior está la casa consistorial. El edificio es en la actualidad ayuntamiento y museo arqueológico. Su evidente monumentalidad así como la austeridad de sus líneas decorativas ensalzan esta elegante construcción de aliento renacentista. La calle escalonada que desciende hasta la parroquia de la Encarnación es uno de los más bellos rincones de toda la comarca.
El templo de la Encarnación
El templo de la Encarnación
El templo de Nuestra Señora de la Encarnación se halla a sus pies y fue construido en torno a un torreón de vigilancia y defensa de difícil encuadramiento cronológico. Hay estudiosos que consideran que puede ser visigodo y otros que consideran que es algo más tardío, de época árabe. De él destaca su portada neoclásica, la luminosidad de sus tres naves interiores y el retablo barroco del altar mayor.
A las afueras de Castellar, a un lado de la carretera que conduce hasta la vecina Chiclana de Segura, se halla la cueva de la Lobera, que es un santuario ibérico ocupado desde finales del siglo IV antes de Cristo como un centro de culto religioso. En torno a su abrigo se han encontrado multitud de objetos, destacando sobre todo los exvotos de bronce, muchos de los cuales están expuestos en la actualidad en las vitrinas del museo arqueológico local.
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