Situado en la zona noroccidental de la provincia de Málaga, entre los municipios de Benaoján, Cortes de la Frontera y Montejaque, el enclave conocido como los Llanos de Líbar es uno de los lugares más insólitos que existen en Andalucía.
Se trata de una atípica altiplanicie que se eleva a algo más de mil metros de altitud sobre el nivel del mar.
Esta inmensa llanura debe su nombre al Cortijo de Líbar, situado prácticamente a mitad de camino entre las localidades de Montejaque y Cortes de la Frontera. Es precisamente en este lugar donde los visitantes se suelen sentir más reconfortados por lo inesperado del paisaje. Una pradera verde se extiende hasta lo que le permiten las montañas rocosas, que la rodean y, al mismo tiempo, la protegen. Quizás, por esa razón, los Llanos de Líbar no sea un lugar tan conocido como otros enclaves del Parque Natural de la Sierra de Grazalema.
Pero motivos no le faltan para ser considerado como uno de los mejores parajes andaluces para disfrutar de la naturaleza. De hecho, en el camino que lleva desde Montejaque al Cortijo de Líbar se pueden ver decenas de robustos y esbeltos ejemplares de quejigo. Este árbol, que pertenece a la familia de las encinas y de los alcornoques, suele impresionar hasta a los más habituados a recorrer enclaves montañosos. En algunos casos, los quejigos ofrecen formas tan originales que suelen ser objeto de sorprendentes fotografías. Su importancia botánica ha propiciado que su conjunto haya sido incluido en un catálogo de arboledas singulares de Andalucía.
Esta inmensa llanura debe su nombre al Cortijo de Líbar, situado prácticamente a mitad de camino entre las localidades de Montejaque y Cortes de la Frontera. Es precisamente en este lugar donde los visitantes se suelen sentir más reconfortados por lo inesperado del paisaje. Una pradera verde se extiende hasta lo que le permiten las montañas rocosas, que la rodean y, al mismo tiempo, la protegen. Quizás, por esa razón, los Llanos de Líbar no sea un lugar tan conocido como otros enclaves del Parque Natural de la Sierra de Grazalema.
Pero motivos no le faltan para ser considerado como uno de los mejores parajes andaluces para disfrutar de la naturaleza. De hecho, en el camino que lleva desde Montejaque al Cortijo de Líbar se pueden ver decenas de robustos y esbeltos ejemplares de quejigo. Este árbol, que pertenece a la familia de las encinas y de los alcornoques, suele impresionar hasta a los más habituados a recorrer enclaves montañosos. En algunos casos, los quejigos ofrecen formas tan originales que suelen ser objeto de sorprendentes fotografías. Su importancia botánica ha propiciado que su conjunto haya sido incluido en un catálogo de arboledas singulares de Andalucía.
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