lunes, 16 de noviembre de 2009

Los corrales de Chipiona


Los corrales de Chipiona constituyen uno de los más singulares monumentos naturales de la provincia de Cádiz.

Situados frente a las playas de esta meridional localidad gaditana, los corrales son recintos cerrados que forman cuadrados irregulares unidos entre sí por algas, conchas y restos marinos que actúan como un cemento natural.

Su origen es romano, pero fueron los árabes los que más los utilizaron para la práctica de la pesca. Los corrales actúan como recipientes de agua, como auténticas bañeras que se llenan y vacían al ritmo que marcan las mareas. Cuando el agua queda recogida en ellos los peces y los mariscos entran y ya no pueden salir, momento que los pescadores y los mariscadores aprovechan para recogerlos.

Los corrales de Montijo y Las Canteras son los más importantes y se extienden a un lado del faro de Chipiona, símbolo junto al santuario de la Virgen de Regla de la localidad y la comarca.

Desde hace siglos se practica en ellos una pesca sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Reglado por estrictas normas, su entrada está restringida a unos pocos pescadores y mariscadores que cumplen con escrupuloso respeto un código de buenas conductas que contribuye a la preservación de esta singularidad.

Chipiona, situada a mitad de camino entre Rota y Sanlúcar de Barrameda, posee originalidades que la hacen distinta en el ancho arco de la costa gaditana. Los corrales es su monumento más preciado, pero junto a ellos se alza el faro, el más alto de España y uno de los mayores del mundo. Tiene una altura de sesenta y nueve metros y fue levantado en 1867 en la llamada Punta del Perro.


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