El aceite de oliva se presenta como una grasa de enorme interés desde el punto de vista nutricional e incluso terapéutico, siendo en todo caso un alimento saludable y elemento esencial de la Dieta Mediterránea.
Las propiedades del aceite de oliva, radican en su composición. Su uso no sólo es incuestionable en ámbitos gastronómicos, sino que el aceite de oliva ofrece propiedades terapéuticas y cosméticas aprobadas por profesionales de la salud.
Desde la época de los romanos, auténticos “descubridores” del aceite de oliva, esta grasa vegetal ha sido objeto del deseo de los amantes de la gastronomía, expertos en nutrición, bromatólogos y médicos en general. Interés que queda demostrado por la proliferación de estudios cientificos sobre las bondades de este “oro líquido”.
La primera pista que despertó la curiosidad de los investigadores, fue la longevidad de los habitantes de la cuenca mediterránea, que gozan de mayor esperanza de vida que en otros países desarrollados.
Tras varios años de estudios, lo eruditos concluyeron que el secreto estaba en la dieta mediterránea y más concretamente en su producto estrella: el aceite de oliva.
En la composición del aceite de oliva, hay que diferenciar entre la fracción mayoritaria, los triglicéridos, formados por los ácidos grasos, del que es mayoritario el ácido oleico, ácido graso monoinsaturado de enorme interés nutricional y los componentes menores. Entre estos últimos destacan las vitaminas E y A y los polifenoles, con amplia actividad antioxidante.
Aprende más en http://aceiteolivavirgen.org/
Las propiedades del aceite de oliva, radican en su composición. Su uso no sólo es incuestionable en ámbitos gastronómicos, sino que el aceite de oliva ofrece propiedades terapéuticas y cosméticas aprobadas por profesionales de la salud.
Desde la época de los romanos, auténticos “descubridores” del aceite de oliva, esta grasa vegetal ha sido objeto del deseo de los amantes de la gastronomía, expertos en nutrición, bromatólogos y médicos en general. Interés que queda demostrado por la proliferación de estudios cientificos sobre las bondades de este “oro líquido”.
La primera pista que despertó la curiosidad de los investigadores, fue la longevidad de los habitantes de la cuenca mediterránea, que gozan de mayor esperanza de vida que en otros países desarrollados.
Tras varios años de estudios, lo eruditos concluyeron que el secreto estaba en la dieta mediterránea y más concretamente en su producto estrella: el aceite de oliva.
En la composición del aceite de oliva, hay que diferenciar entre la fracción mayoritaria, los triglicéridos, formados por los ácidos grasos, del que es mayoritario el ácido oleico, ácido graso monoinsaturado de enorme interés nutricional y los componentes menores. Entre estos últimos destacan las vitaminas E y A y los polifenoles, con amplia actividad antioxidante.
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