Úbeda, Jaén, Granada y Carmona acogen cuatro de los paradores históricos más valiosos de la red nacional.
En Úbeda el deán Fernando Ortega encargó a mitad del siglo XVI al arquitecto Andrés de Vandelvira que proyectara su palacio al lado de la Sacra Capilla del Salvador, en la plaza de Santa María, una de las más hermosas de España. El deán Ortega fue guía espiritual de Francisco de los Cobos, secretario de Estado del emperador Carlos V y de su hijo Felipe II. En las estancias que hoy ocupa el parador se pergeñaron asuntos de suma importancia nacional.
Jaén fue en tiempos del rey Alhamar de Arjona la llave que abrió el reino nazarí de Granada, último capítulo de la presencia árabe en la península ibérica. El rey Alhamar cedió el castillo de Jaén, tributó impuestos y se declaró vasallo de Fernando III a cambio de poder fundar a los pies de Sierra Nevada la dinastía que construyó la Alhambra.
Dormir en la Alhambra es una experiencia inenarrable. No es extraño que su parador, ubicado en el corazón de la vieja ciudad palatina, sea uno de los más caros y codiciados de la red nacional. El establecimiento, recientemente remodelado, abre sus puertas en el antiguo convento franciscano, a mitad de camino entre El Partal y el palacio de Carlos V, muy cerca de los suntuosos patios regios nazaríes.
Frente al valle del río Corbones, en los Alcores de Sevilla, el alcázar del rey Pedro domina la ciudad de Carmona. Al lado, como una continuación de la vieja fortaleza, se halla el parador de turismo, un mirador sobre el horizontal paisaje de la campiña. (El Mundo)
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