Al norte de Córdoba se extiende un ancho paisaje de dehesas conocido como el Valle de los Pedroches.
Bajo las encinas y los alcornoques corretean los cerdos ibéricos, cuyas carnes figuran entre las más deliciosas de Andalucía. Además de en la sierra onubense de Aracena, el Valle de los Pedroches acoge anchas extensiones de cría porcina.
En los pueblos y ciudades de esta comarca norteña es tradicional la matanza, una suerte de fiesta gastronómica que consiste en el sacrificio del cerdo, cuyas carnes sirven para la elaboración de embutidos y jamones. Las carnes frescas son comercializadas en mercados a modo de lomos y solomillos que ya en cocina suelen ir acompañados de sabrosas salsas y jugosas verduras.
Más de sesenta millones de olivos alfombran la provincia de Jaén. El mayor bosque humanizado de Europa produce la mayor cantidad de aceite de oliva del mundo. Jaén acoge comarcas olivareras cuyos aceites poseen características muy particulares. Jaén es, además, la provincia de España con mayor número de denominaciones de origen ligadas a su producto estrella.
Los aceites de la Sierra de Segura, de Sierra Mágina, de la Sierra de Cazorla, de El Condado, La Loma o la Campiña están presentes en los comedores más exigentes, allí donde la dieta mediterránea es sinónimo de calidad y salud. En la Hacienda de La Laguna de Baeza abre sus puertas el Museo del Aceite, el principal centro expositivo jiennense sobre su producto estrella. En él se explican las variedades de aceituna, los procesos de recolección y elaboración.
Alcalá de Guadaira toma asiento en la comarca sevillana de Los Alcores, una extensa planicie flanqueada por villas señoriales como Carmona y Osuna donde germina toda suerte de cereales. El trigo es el cultivo de mayor arraigo en el corazón de la provincia de Sevilla. Con él se elabora harina, y con ella uno de los panes más deliciosos de cuantos se cuecen en los hornos andaluces.
El pan de Alcalá de Guadaira está considerado entre los mejores de España. Muchos han estudiado su fórmula y su forma de elaboración. Algunos creen que es el agua de la localidad la que hace que el sabor del pan de Alcalá de los Panaderos, como antiguamente se la llamaba, reciba tanta fama de quien lo prueba. El pan de esta ciudad sevillana es ideal para tostadas untadas con un perfumado y sabroso aceite de oliva virgen extra. (El Mundo)
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