Las labores realizadas por la Consejería de Medio Ambiente en el marco del Programa de Conservación del Buitre Negro en Andalucía han permitido que esta especie alcance en la Comunidad Autónoma una población reproductora de 278 parejas.
Esto ha motivado la inclusión en una categoría menor de amenaza, según los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). El incremento poblacional de la especie ha mantenido el número de adultos sexualmente maduros por encima de los 250 ejemplares de forma estable en los últimos años, lo que ha permitido hacer efectiva la reducción del nivel de amenaza, pasando de considerarse una especie ‘en peligro’ a únicamente ‘vulnerable’.
La especie, que llegó a extinguirse como nidificante en Granada, Cádiz y Málaga, cuenta ahora con siete áreas de reproducción que se sitúan en lugares apartados de Sierra Morena.
A los máximos históricos alcanzados año tras año a nivel regional, se unen incrementos constantes en las poblaciones a escala local. Así, en Sierra Pelada (Huelva) se han censado 110 parejas en 2009, 66 en la Sierra Norte de Sevilla y otras 62 parejas en la Sierra de Andujar, en Jaén, con un ritmo anual de crecimiento del 10,30%, 3,63% y 3,52% respectivamente.
Mientras, en la cordobesa Sierra de Hornachuelos se ha estabilizado el número de puestas, llegando a registrarse 37 parejas.
Entre las actuaciones de conservación que han posibilitado la positiva evolución de la especie desde 2002 y la reducción de su nivel de amenaza, Díaz Trillo ha subrayado la reducción del número de muertes a causa del veneno, una circunstancia motivada por el ‘Plan andaluz para la erradicación el uso ilegal de cebos envenenados’, que ha permitido a la Administración ambiental reducir un 30% el uso de estas sustancias en el campo andaluz desde 2004.
Otras actuaciones han consistido en la reducción de molestias en las áreas de reproducción; la reconstrucción de nidos e instalación de nidales artificiales; el rescate de huevos, pollos huérfanos o abandonados y otros ejemplares recuperables; la reducción del riesgo de colisión con tendidos eléctricos; o el marcaje de ejemplares con transmisores GPS para facilitar su seguimiento.
Esto ha motivado la inclusión en una categoría menor de amenaza, según los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). El incremento poblacional de la especie ha mantenido el número de adultos sexualmente maduros por encima de los 250 ejemplares de forma estable en los últimos años, lo que ha permitido hacer efectiva la reducción del nivel de amenaza, pasando de considerarse una especie ‘en peligro’ a únicamente ‘vulnerable’.
La especie, que llegó a extinguirse como nidificante en Granada, Cádiz y Málaga, cuenta ahora con siete áreas de reproducción que se sitúan en lugares apartados de Sierra Morena.
A los máximos históricos alcanzados año tras año a nivel regional, se unen incrementos constantes en las poblaciones a escala local. Así, en Sierra Pelada (Huelva) se han censado 110 parejas en 2009, 66 en la Sierra Norte de Sevilla y otras 62 parejas en la Sierra de Andujar, en Jaén, con un ritmo anual de crecimiento del 10,30%, 3,63% y 3,52% respectivamente.
Mientras, en la cordobesa Sierra de Hornachuelos se ha estabilizado el número de puestas, llegando a registrarse 37 parejas.
Entre las actuaciones de conservación que han posibilitado la positiva evolución de la especie desde 2002 y la reducción de su nivel de amenaza, Díaz Trillo ha subrayado la reducción del número de muertes a causa del veneno, una circunstancia motivada por el ‘Plan andaluz para la erradicación el uso ilegal de cebos envenenados’, que ha permitido a la Administración ambiental reducir un 30% el uso de estas sustancias en el campo andaluz desde 2004.
Otras actuaciones han consistido en la reducción de molestias en las áreas de reproducción; la reconstrucción de nidos e instalación de nidales artificiales; el rescate de huevos, pollos huérfanos o abandonados y otros ejemplares recuperables; la reducción del riesgo de colisión con tendidos eléctricos; o el marcaje de ejemplares con transmisores GPS para facilitar su seguimiento.
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