Cádiz: El Campo del Sur (2/8)
En el Campo del Sur, frente a los balcones coloniales, a espaldas de la Catedral, el oleaje rompe en las defensas del espigado paseo que recorre la cara atlántica de la ciudad.
Las saladas gotas de la mar salpican a los paseantes. Cádiz tiene una hermana de leche y sangre al otro lado del océano. Una hermana nacida de las mismas ideas, por los mismos hombres, amasada con las mismas inquietudes que dieron luz al siglo XVIII.
El Campo del Sur de Cádiz alumbra el mismo propósito que el Malecón de La Habana. La Catedral es hermana en proporciones y equilibrios a aquella otra que se yergue viejita y parda en el corazón de la capital de Cuba.
La calle Obispo de allí es la calle Sacramento de aquí. Su paseo del Prado, alfombrado por altivas palmeras, derrama similares sombras, gemelos aromas, idénticos olores a los que se respiran cada mañana en el parque gaditano de Canalejas, frente a la avenida del Puerto, al lado del trasiego de amarres, buques, mercancías y solícitos marineros que cada día llegan, como allí, a estas aguas surcadas por las mismas sirenas.
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