Entre Barbate y Caños de Meca se hallan los acantilados más colosales del litoral andaluz.
Son mayores incluso que los que posee la costa de Granada y la del este de Málaga.
A finales del siglo XIX, los vecinos de la comarca decidieron poner freno al avance de las tierras arenosa y secas que arrastraba el acéano.
Para ello, reforestaron la franja costera. Sobre los amenazantes acantilados de la costa plantaron pinos piñoneros, eucaliptos y pinos carrasco.
Por eso, lo que hoy llamamos Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate no es más que un bosque artificial con algo más de cien años de edad.
Milagrosamente se ha conservado y cada día que pasa tiene mayor valor ecológico.
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