Científicos del CSIC buscan vestigios arqueológicos de la mítica ciudad en las Marismas de Hinojos, en el Coto de Doñana.
Un gran misterio de la antigüedad se llama la Atlántida. Desde que Platón hablara en el 'Timeo' y el 'Citrias' de una isla localizada frente a las Columnas de Hércules, cuyos habitantes mostraban un estadío de desarrollo muy superior al del resto de las civilizaciones conocidas, los investigadores han situado el continente perdido en Malta, el Mar de Azov, Los Andes, Irlanda, Indonesia y Oriente Medio.
Sin embargo, la teoría más popularmente aceptada es la que en 1922 formuló el arqueólogo Adolf Schulten, quien identificó la legendaria Atlantis con Tartessos, y apoyó su hipótesis en una minuciosa relación de veinte coincidencias entre los textos de Platón y los resultados de sus años de trabajo en Andalucía.
No obstante, el entorno de la desembocadura del Guadalquivir y el Parque Natural de Doñana siguen siendo las ubicaciones predilectas de los teóricos y soñadores a la hora de encajar las borrosas coordenadas de Platón.
La presentación en 2004 de dos juegos de fotografías aéreas del paraje conocido como Marisma de Hinojos (uno realizado por la NASA en 1956, y otro por el satélite Eurosat en 1996), en los que pueden apreciarse indicios de ocupación humana, volvió a colocar la zona en el centro de todas las especulaciones. Sean o no tartésicas (o atlánticas), en las imágenes se distingue un conjunto de estructuras circulares muy parecido al que describe el filósofo griego.
El descubrimiento reabrió el debate sobre si la zona albergó o no la primera gran civilización de Occidente; un campo abonado a las suposiciones místicas y a la charlatanería esotérica en el que, periódicamente, algunos científicos 'serios' pretenden poner orden ciñéndose a pruebas objetivas y aprovechando las ventajas del razonamiento lógico.
Un gran misterio de la antigüedad se llama la Atlántida. Desde que Platón hablara en el 'Timeo' y el 'Citrias' de una isla localizada frente a las Columnas de Hércules, cuyos habitantes mostraban un estadío de desarrollo muy superior al del resto de las civilizaciones conocidas, los investigadores han situado el continente perdido en Malta, el Mar de Azov, Los Andes, Irlanda, Indonesia y Oriente Medio.
Sin embargo, la teoría más popularmente aceptada es la que en 1922 formuló el arqueólogo Adolf Schulten, quien identificó la legendaria Atlantis con Tartessos, y apoyó su hipótesis en una minuciosa relación de veinte coincidencias entre los textos de Platón y los resultados de sus años de trabajo en Andalucía.
No obstante, el entorno de la desembocadura del Guadalquivir y el Parque Natural de Doñana siguen siendo las ubicaciones predilectas de los teóricos y soñadores a la hora de encajar las borrosas coordenadas de Platón.
La presentación en 2004 de dos juegos de fotografías aéreas del paraje conocido como Marisma de Hinojos (uno realizado por la NASA en 1956, y otro por el satélite Eurosat en 1996), en los que pueden apreciarse indicios de ocupación humana, volvió a colocar la zona en el centro de todas las especulaciones. Sean o no tartésicas (o atlánticas), en las imágenes se distingue un conjunto de estructuras circulares muy parecido al que describe el filósofo griego.
El descubrimiento reabrió el debate sobre si la zona albergó o no la primera gran civilización de Occidente; un campo abonado a las suposiciones místicas y a la charlatanería esotérica en el que, periódicamente, algunos científicos 'serios' pretenden poner orden ciñéndose a pruebas objetivas y aprovechando las ventajas del razonamiento lógico.
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