Puerta de Tierra, la primitiva entrada a la ciudad de Cádiz, abre otra vez sus salas interiores al Museo Litográfico, uno de los centros divulgativos más originales de la ciudad.
El museo es testigo de una ciudad culta y de una Bahía rica que alberga más de un millar de piedras litografiadas, mesas de diseño, pruebas de imprenta y guillotinas para reproducir textos e imágenes de forma manual e industrial y con una calidad excepcional.
Durante largos años Cádiz y su Bahía necesitaba imprimir dinero de curso legal así como etiquetas para los vinos o las fábricas de chocolate o de naipes, carteles de toros y de boxeo, vitolas y mapas del mundo además de certificados civiles y religiosos. Por no hablar de su ingente actividad periodística.
Durante la Guerra de la Independencia por ejemplo, se llegaron a imprimir en Cádiz más de 50 periódicos distintos.
No en vano, es en esta ciudad donde se aprueba la libertad de imprenta y las prensas, de madera y a brazo, podían tirar hasta 3.000 pliegos en 24 horas.
En una ciudad con una actividad tan frenética en las imprentas y tan necesitada de imprimir imágenes, llega muy pronto la técnica litográfica, en 1820, sólo diez años después de que su inventor, Aloys Senefelder publicara su primer tratado en Alemania.
En España, sólo Madrid, Barcelona y Cádiz sabían como manejar este invento que revolucionó las artes gráficas y que hoy todavía se conserva para los trabajos más artísticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario