Tendida hacia el mar, Almería es la capital que más horas de sol disfruta al año. Rodeada por desiertos, su caserío blanco se arracima en torno a la Alcazaba, el viejo baluarte andalusí desde el que la ciudad dominaba el Mediterráneo.
Su caserío tradicional, esparcido a los pies del cerro de San Miguel, es un compendio de estilos donde prima el aliento colonial alumbrado a lo largo del XIX.
Poco queda de la ciudad árabe, de aquella urbe que en las postrimerías del siglo X fue el más importante enclave marítimo del Mediterráneo occidental. La ciudad está presidida por la Alcazaba, un monumento colosal que se extiende como un saurio entre un puñado de pliegues montañosos que frenan su ímpetu ante la proximidad de la mar. A sus pies han ido creciendo barrios populares como la Chanca o Pescadería.
Desde la Plaza Vieja, donde toma asiento el Ayuntamiento, parte una madeja de serpenteantes calles que descienden hasta el paseo marítimo. Entre medias hay iglesias, palacios señoriales construidos por la burguesía del XVIII y hasta una catedral que desde fuera parece una infranqueable fortaleza.
Crónica de una fortaleza
En el año 955 el califa Abd al-Rahman III mando construir la alcazaba de Almería. Erigida sobre las ruinas de una fortaleza anterior, el monumento más emblemático de la capital ocupa un cerro altanero y dominador que mira hacia la bahía. Las viejas crónicas dictan que Almería fue en sus mejores tiempos la salida marítima más importante de al-Andalus, cuartel de la flota omeya y nudo de comunicaciones con los principales puertos comerciales del Mediterráneo.
El conjunto monumental está dividido en tres grandes recintos, los dos primeros de época musulmana y el tercero de origen cristiano. La puerta de la Justicia, protegida por la torre de los Espejos, da acceso al primer recinto, ocupado en la actualidad por una linda zona de jardines. No obstante, hace siglos este enorme solar acogía una basta zona residencial donde no faltaban viviendas, talleres y baños públicos. Desde el extremo más oriental de la alcazaba, en el llamado baluarte del Saliente, se disfruta de una hermosa vista de la ciudad de Almería, el puerto y la bahía.
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