Es uno de los miradores más bellos de Andalucía.
Desde sus alturas se divisa la llana ciudad de Sevilla, extendida por una planicie desde donde se intuye la cercanía con el Atlántico y por donde bajan calmas las aguas del río Guadalquivir.
El viejo alminar almohade, rematado con un cuerpo renacentista de campanas, se asoma a cuatro perspectivas distintas de la ciudad.
Desde el corazón hispalense es posible distinguir los grandes hitos patrimoniales de la capital andaluza.
A sus pies aguardan los Reales Alcázares y el Archivo de Indias, que conforman el crisol de la Ciudad Patrimonio Mundial.
Desde sus alturas se divisa la llana ciudad de Sevilla, extendida por una planicie desde donde se intuye la cercanía con el Atlántico y por donde bajan calmas las aguas del río Guadalquivir.
El viejo alminar almohade, rematado con un cuerpo renacentista de campanas, se asoma a cuatro perspectivas distintas de la ciudad.
Desde el corazón hispalense es posible distinguir los grandes hitos patrimoniales de la capital andaluza.
A sus pies aguardan los Reales Alcázares y el Archivo de Indias, que conforman el crisol de la Ciudad Patrimonio Mundial.
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