La Exposición Iberoamericana de 1929 transformó Sevilla hasta convertirla en una de las capitales de la Europa de entonces.
El concurso de anteproyectos realizado en 1911 para muchas de las obras de la muestra fue ganado por el arquitecto Aníbal González, autor del pabellón que hoy acoge el Museo Arqueológico de la capital hispalense.
El edificio fue construido entre los años 1910 y 1915 con la finalidad de albergar el pabellón de las Bellas Artes.
Décadas después, en 1942 se decide el traslado de las colecciones arqueológicas al edificio. El contenido del museo lo sitúa entre los primeros de España por la abundancia y la calidad de sus piezas.
Entre las colecciones destacan las colecciones procedentes de la civilización romana, procedente sobre todo de Itálica. Además posee piezas de gran calidad de etapas prerromanas.
Situado en el Parque de María Luisa, en la Plaza de América, es una de las visitas obligadas a realizar en la capital hispalense. Un recorrido completo por el museo conlleva un itinerario necesariamente cronológico, comenzando en el Paleolítico Inferior y terminando en la Edad Media con los materiales árabes y mudéjares.
Los guías del museo aconsejan un par de horas para completar la visita. (El Mundo)
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