Huelva, Gibraleón, Aljaraque y Punta Umbría. Cuatro términos municipales se asoman a las Marismas del Odiel, uno de los parajes naturales más interesantes de la provincia onubense.
Su patrimonio mineral, salino y pesquero junto a su estratégica posición en la desembocadura del océano Atlántico convierten este lugar en un espacio mágico entre los lugares naturales protegidos de Huelva.
Las Marismas del Odiel fueron pisadas y navegadas por las grandes culturas mediterráneas.
A ellas se asomaron los fenicios, los griegos y los cartagineses antes de que los romanos las utilizaran como punto de avance hacia el interior de esta tierra situada en uno de los extremos de la península ibérica.
La pesca y la industria conservera , la agricultura y la minería, hicieron tanto de las marismas del Odiel como las del vecino Tinto punto de avance hacia tierras adentro.
Huelva, la capital de la provincia, trazó largos paseos, avenidas y calzadas que comunicaban entre sí las orillas de los ríos Odiel y Tinto. El centro quedó configurado en mitad de una plaza que hoy aparece como uno de sus más singulares atractivos.
Hay una fuente de incontables rumores en Las Monjas. En torno a ella crecen altas palmeras que abrigan generosas sombras. Farolas isabelinas y jardines morunos la iluminan y perfuman. (ElMundo)
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