La Bahía de Cádiz es un territorio que encierra historia y naturaleza a partes iguales.
Al óvalo que las aguas saladas dibujan en el interior de la bahía asoman las ciudades de San Fernando, Puerto Real y El Puerto de Santa María. También Cádiz, claro, ovillada Puerta Tierra adentro, en una isla apenas unida por una fina y alargada lengua de tierra que la ata al continente.
Los poetas antiguos cuentan que de no existir el istmo hace tiempo que Cádiz se hubiera convertido en barco para atravesar el Atlántico y llegar hasta La Habana para convertirse en una sola ciudad. Y es que pocas veces el destino es capaz de inventar dos ciudades tan hermanas.
El parecido entre La Habana y Cádiz ha sido una obsesión para muchos artistas y escritores. Ignacio Cervantes, un músico cubano, escribió una composición a la que tituló Adiós a Cuba. En cierta ocasión le preguntaron a dónde iría si alguna vez tuviera que abandonar La Habana y Cervantes dijo: «A Cádiz que es la misma ciudad que abandonaría».
Rota posee playas familiares, urbanizaciones familiares y paseos marítimos familiares. Y ese es el turismo que aguarda al visitante que sube luego a Chipiona antes de penetrar en los territorios vitivinícolas del marco de Jerez.
La costa de Cádiz termina en Sanlúcar de Barrameda donde las aguas del río Guadalquivir, que bajan grisáceas, se unen al salado Atlántico frente a las orillas de Doñana.
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