miércoles, 3 de marzo de 2010

Huelva: Un puente para dos países


El río Guadiana es la frontera natural entre España y Portugal. Un moderno puente une los dos países desde hace años en un afán por estrechar lazos culturales y sociales entre los pueblos de Vila Real de San Antonio y Ayamonte.

Esta localidad onubense, principio y fin de una provincia, una región y un país, posee un barrio viejo encalado de viejas ermitas barrocas y alamedas con árboles de generosas sombras, un pujante puerto pesquero y un conjunto de playas de arena fina.

En Ayamonte la pesca es la mayor fuente de ingresos para un vecindario que ha pasado la vida mirando hacia el océano. Con la amanecida los barcos llegan hasta puerto y descargan en la lonja decenas de kilos de pescados y mariscos. Empieza entonces la subasta, una vieja tradición llena de colorido y animación. Con el atún rojo, el cazón, la raya, el pargo, los chocos o las coquinas se elabora en Ayamonte, Islantilla y El Rompido platos tan sugerentes como el encebollado, el adobo, los guisos con patatas y pimientos o la fritura variada.

Pero es el Puente Internacional entre ambas orillas el emblema de este rincón del sur peninsular. El puente atirantado fue inaugurado en 1991 según un proyecto del ingeniero portugués José Luis Cancio Martins. Hoy sigue siendo uno de los puentes más largos de España y el tercero de Portugal, después del Vasco de Gama y el 25 de abril, ambos en Lisboa.

La construcción del puente comenzó a fraguarse en 1961 tras un acuerdo entre ambos países. En 1985 comenzaron las obras en las que participaron trescientos operarios que removieron 28.000 metros cúbicos de hormigón para edificar un puente de 666 metros dividido en cinco vanos.

El lugar más recomendable para advertir su grandeza es el Parador de Turismo, que se eleva sobre un promontorio, dominando la desembocadura del río y la ciudad a sus pies.


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