Sus ojos eran la cámara que todo lo grabada. Captaba cada instante de la crudeza de la guerra.
Los gestos, los sentimientos, el horror de la contienda para evitar caer bajo el poder francés. En su retina quedaba todo guardado, para luego, sobre el papel, poner cara a aquellos que murieron y a los que dieron muerte.
Francisco de Goya estuvo junto a los que sufrieron y se jugaban la vida para salvarla.
Fue reportero de guerra, sin tecnología, pero con la misma sensibilidad de los que ahora, dos siglos después, intentan también transmitir el drama de la guerra.
El trabajo del pintor-reportero se puede contemplar hasta el próximo 26 de febrero en el Museo Provincial de Cádiz en la exposición 'Goya, el primer reportero gráfico'
80 grabados en blanco y negro pero que transmite el color de la sangre, de los uniformes de los gabachos, la negrura de los cuerpos mutilados y las caras desencajadas de las mujeres.
Los gestos, los sentimientos, el horror de la contienda para evitar caer bajo el poder francés. En su retina quedaba todo guardado, para luego, sobre el papel, poner cara a aquellos que murieron y a los que dieron muerte.
Francisco de Goya estuvo junto a los que sufrieron y se jugaban la vida para salvarla.
Fue reportero de guerra, sin tecnología, pero con la misma sensibilidad de los que ahora, dos siglos después, intentan también transmitir el drama de la guerra.
El trabajo del pintor-reportero se puede contemplar hasta el próximo 26 de febrero en el Museo Provincial de Cádiz en la exposición 'Goya, el primer reportero gráfico'
80 grabados en blanco y negro pero que transmite el color de la sangre, de los uniformes de los gabachos, la negrura de los cuerpos mutilados y las caras desencajadas de las mujeres.
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