jueves, 12 de enero de 2012

Cabo de Gata en estado puro


Hay hoteles más lujosos, con fantásticas vistas al mar, pero quizás es difícil encontrar un lugar tan auténtico como el Cortijo de los Malenos.

Desde su transformación en casa rural hace ocho años, la antigua casa de labranza de Los Malenos, en Cabo de Gata, se ha ido convirtiendo en el lugar perfecto donde conocer de cerca todo ese cúmulo de experiencias que han transformado este rincón de Almería en un mito.

Desde lejos, viniendo de Níjar o Carboneras, parece un oasis en medio de un desierto de esparto y, en realidad, es exactamente eso.

A medida que nos acercamos, vamos descubriendo buganvillas, palmeras, adelfas, olivos algarrobos y otras muchas plantas que van a dar nombre a la docena de habitaciones con las que cuenta el cortijo.

Están repartidas en un laberinto de edificaciones que siguen el estilo tradicional de la zona.

Es una arquitectura sin pretensiones, tan sencilla como rotunda. Los Malenos está lleno de rincones secretos detrás de esos grandes portones que separan dos mundos muy distintos.





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