Jerez de la Frontera es una ciudad con dos caras.
Es señorial y populosa. Burguesa, pagada de sí misma y a la vez flamenca, bulliciosa y zalamera.
Ocupa un rincón feliz de la Baja Andalucía, a mitad de camino entre Sevilla y Cádiz, a un paso de los vientos marineros del Atlántico y las tierras secas y altas del interior andaluz.
Pasear Jerez es un premio. La ciudad se arracima en torno al Alcázar, que cobija la primera memoria de la historia local.
La primitiva fortaleza del siglo XII fue residencia durante muchos años de los sultanes andalusíes de Sevilla y acogió en su día la mezquita aljama, el oratorio mayor.
Culminada la conquista cristiana, Alfonso X el sabio la consagró como iglesia bajo la advocación de Santa María la Mayor.
Desde finales del XVIII, Domecq ha sido una familia ligada a la crianza y elaboración del mejor vino. Sus bodegas son una leyenda.
Otras bodegas como González Byass mantienen viva la historia de estos caldos cuyas cepas arraigan entre la tierra blanca que se extiende a las afueras de la ciudad gaditana. (El Mundo)
Es señorial y populosa. Burguesa, pagada de sí misma y a la vez flamenca, bulliciosa y zalamera.
Ocupa un rincón feliz de la Baja Andalucía, a mitad de camino entre Sevilla y Cádiz, a un paso de los vientos marineros del Atlántico y las tierras secas y altas del interior andaluz.
Pasear Jerez es un premio. La ciudad se arracima en torno al Alcázar, que cobija la primera memoria de la historia local.
La primitiva fortaleza del siglo XII fue residencia durante muchos años de los sultanes andalusíes de Sevilla y acogió en su día la mezquita aljama, el oratorio mayor.
Culminada la conquista cristiana, Alfonso X el sabio la consagró como iglesia bajo la advocación de Santa María la Mayor.
Desde finales del XVIII, Domecq ha sido una familia ligada a la crianza y elaboración del mejor vino. Sus bodegas son una leyenda.
Otras bodegas como González Byass mantienen viva la historia de estos caldos cuyas cepas arraigan entre la tierra blanca que se extiende a las afueras de la ciudad gaditana. (El Mundo)
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