El Valle del Guadalhorce es una sucesión de caprichosas formaciones geológicas, un capricho excéntrico de la naturaleza, una rareza del paisaje a un paso de Antequera.
De todos los lugares del valle destaca el desfiladero de los Gaitanes, un enorme tajo practicado por la erosión del agua sobre las piedras calizas que flanquean las riberas del río. El desfiladero es un lugar privilegiado para contemplar el vuelo de aves rapaces, muy comunes en zona de roquedales. Además está abierto a múltiples senderos para realizar a pie que salvan profundos barrancos y cortaduras.
Un puente une las dos paredes rocosas del desfiladero. El origen del camino se remonta a principios del siglo XX, cuando una vía de servicio daba acceso a las centrales eléctricas construidas para aprovechar la fuerza de las aguas. Recibió el nombre del caminito del Rey en honor a Alfonso XIII, quien inauguró las obras hidráulicas de la zona. Desde este lugar se advierte una de las más sobrecogedoras vistas del paraje.
El Chorro y los embalses
El Chorro es una pequeña colonia a la que se accede desde la carretera de Álora. Muy cerca se encuentra uno de los embalses más populares de la provincia de Málaga, con el mismo nombre. Es punto de encuentro de gran cantidad de aficionados a la acampada y a los deportes de montaña como el senderismo o la escalada. La pequeña estación de ferrocarril se construyó en la misma época que los pantanos.
Próximo a este lugar se hallan los embalses de Guadalteba, Guadalhorce y Conde de Guadalhorce. Los tres conforman los llamados tres lagos de Málaga. Constituyen el principal recurso hídrico de la provincia, están unidos entre sí y representan una alternativa al masificado turismo de sol y playa. El parque Ardales es uno de los principales puntos por el que se accede a estos espacios naturales.
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