La Carolina es la capital de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena. Una comarca situada al norte de Jaén, entre la meseta manchega y el valle del Guadalquivir. Un paisaje de ondulados cerros, viejos pozos mineros y ríos caudalosos.
En la segunda mitad del siglo XVIII el rey ilustrado Carlos III mandó a sus mejores ministros a poblar una de las comarcas más inseguras de la España de entonces. En aquellos años, hasta la villa y corte llegaban noticias de que el paso de Despeñaperros y las tierras altas del Santo Reino de Jaén eran morada de malhechores y bandoleros que atacaban las diligencias a su paso por el Camino Real.
El monarca encargó la intendencia de aquellas tierras al limeño Pablo de Olavide que acogió y repartió tierras entre los seis mil colonos centroeuropeos que llegaron hasta estos parajes, ubicados entre Despeñaperros y la villa medieval de Baños de la Encina. Fue así como nacieron las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, cuya capitalidad ostenta desde el día 5 de julio de 1767 la ciudad de La Carolina.
La comarca norte de Jaén es una síntesis entre la historia y la naturaleza. Mucho antes de que los colonos alemanes y flamencos pusieran pie sobre estos suelos, las montañas y los cerros que flanquean Despeñaperros fueron habitados durante la Prehistoria por hombres y mujeres que dejaron su huella rupestre en oquedades tan importantes como la Cueva de los Muñecos, cuyas pinturas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad junto a las que ilustran todo el Arco Levantino.
Tiempo después, estos paisajes aparentemente pacíficos acogieron una de las batallas más importantes del Medievo. En estos territorios, en el paraje conocido como Mesa del Rey, próximo a Santa Elena, se fraguó la batalla de las Navas de Tolosa que enfrentó el 16 de julio de 1212 a las tropas cristianas de Alfonso VIII contra el ejército almohade del califa Al-Nasir. La victoria cristiana significó el principio del fin de la hegemonía árabe en la Península Ibérica y el retroceso de las fronteras que hasta el siglo XIII separaban las dos más importantes culturas peninsulares.
Más al sur, en dirección a Jaén, se halla la localidad de Carboneros que posee una iglesia dieciochesca de estilo neoclásico. Kilómetros más abajo se localiza Guarromán, una encrucijada de caminos partida en dos por la antigua carretera general.
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